Una herida que duele más allá de los accidentes / La ausencia de tomógrafo se hace sentir en la sociedad salteñaLocales Salud 

Una herida que duele más allá de los accidentes / La ausencia de tomógrafo se hace sentir en la sociedad salteña

Por Pedro Rodriguez 

El domingo por la noche, nos golpeó la noticia : Carlos Cattani, conocido como «Peteco», sufrió un accidente grave. Las primeras horas fueron decisivas, y mientras todos deseamos su pronta recuperación, no podemos ignorar un hecho que marca un profundo retroceso en nuestra comunidad: en Salto, no hay tomógrafo funcionando. Ni publico, por que no está operativo y el privado porque está averiado.

No solo es un inconveniente, es un atropello al derecho básico a la salud, una situación inaceptable que pone en peligro vidas. En emergencias como esta, un tomógrafo no es un lujo, es una herramienta de primera necesidad. ¿Hasta cuándo los salteños debemos soportar estas negligencias que nos cuestan tanto? Lo pagamos todos: quienes accedemos al sistema público y quienes contratamos servicios privados. Sin embargo, cuando más se necesita, la tecnología que salva vidas no está.

El joven que quiso vivir

Esta tragedia no es un caso aislado. Hace unos días, un  trabajador del barrio Artigas sufrió un accidente,  caballos sueltos, mientras iba al frigorífico donde trabajaba, a las dos de la madrugada. Ocurrió en el bypass de la ruta 3, entre Pascual Harriague y Avenida Concordia. Testigos que llegaron de inmediato relatan con impotencia que la ambulancia demoró 40 minutos en arribar.

Pero ese no fue el mayor problema. La falta de un tomógrafo en Salto condenó al trabajador a un traslado a Paysandú. Resistió con una fuerza impresionante, aferrándose a la vida por su hijo y su familia, preguntando por ellos una y otra vez, mientras su cuerpo luchaba por seguir adelante. Llegó a Paysandú a las 8 de la mañana, pero para entonces su tiempo se había agotado. Su aorta no resistió más.

¿Qué estamos haciendo como sociedad? Antes, cuando  no había tomógrafo en Salto , los traslados eran a Concordia, en un tiempo máximo de una hora. Ahora, el sistema de salud  parece haber retrocedido décadas, dejando a los ciudadanos en una situación de «abandono» inaceptable.

Una responsabilidad impostergable

Estos casos no son accidentes aislados: son el reflejo de un sistema que está fallando. Mientras los responsables analizan presupuestos y políticas, la realidad golpea con dureza a quienes solo buscan vivir, trabajar y cuidar a sus familias. La solución no puede esperar más. Es una cuestión de vida o muerte, literalmente.

Un tomógrafo no es solo una máquina, es la diferencia entre esperanza y tragedia. Carlos Cattani, y Enrique, el trabajador del barrio Artigas, y tantos otros que han sufrido accidentes o enfermedades merecen un sistema de salud que funcione, que responda, que priorice a las personas por encima de la burocracia.

La vida de un salteño vale tanto como la de cualquier persona en el mundo. ¿Cuántas historias más como estas deben escribirse para que las autoridades se den cuenta de la urgencia? Es hora de buscar soluciones inmediatas. No estamos hablando de cifras, estamos hablando de vidas.

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