En Uruguay se está debatiendo una ley que pretende aumentar la edad mínima para contraer matrimonio a los 18 años, una medida que ya ha despertado diversas opiniones en la sociedad. El edil de Salto, Dr. Cristian Suárez, ha expresado su visión crítica sobre esta iniciativa, y aquí te contamos sus argumentos.
Suárez reconoce que la propuesta busca proteger a los niños y adolescentes, evitando problemas graves como los embarazos tempranos, la deserción escolar y las relaciones desiguales donde hay mayores vulnerabilidades. Esta medida también responde a recomendaciones internacionales que consideran que quienes tienen menos de 18 años son niños y, por lo tanto, su protección debe ser prioritaria.
Sin embargo, el edil señala que aumentar la edad mínima para casarse no resolverá por sí sola las problemáticas sociales. Explica que estos temas requieren políticas públicas más integrales, como educación sexual en las escuelas, apoyo social y prevención en las familias y comunidades. Solo cambiar la ley no basta para evitar los embarazos adolescentes o que los jóvenes abandonen sus estudios.
Además, Suárez destaca que el Código de la Niñez y Adolescencia en Uruguay reconoce la capacidad progresiva de autonomía en los jóvenes. Esto significa que quienes tienen entre 16 y 18 años pueden ser considerados maduros para tomar decisiones importantes, siempre y cuando un juez evalúe cada caso y decida en favor de su interés superior. Así, no todos los jóvenes estarían imposibilitados de casarse si demuestran estar preparados para ello.
El edil advierte otro punto importante: restringir el matrimonio solo a mayores de 18 años puede limitar derechos de jóvenes que, por su madurez y situación, desean formalizar su unión. Por ejemplo, parejas estables o trabajadores que pueden asumir responsabilidades. Negarles esta posibilidad podría traer problemas sociales o legales no deseados.
Finalmente, Suárez cree que esta norma tampoco evitará que muchos jóvenes formen parejas y convivan sin casarse. A su juicio, la ley parece un “disfraz” simbólico que no enfrenta las causas reales de la situación, como la vulnerabilidad económica o la falta de oportunidades.
En conclusión, el edil del Partido Nacional invita a mirar más allá de la ley y a trabajar en soluciones concretas que acompañen a los jóvenes en su desarrollo y en la prevención de riesgos sociales. Cambiar la edad legal del matrimonio es solo una parte del camino, que debe complementarse con políticas integrales y apoyo real a las familias y adolescentes.
Así, la discusión sobre la edad mínima para casarse muestra que las leyes pueden ser necesarias pero nunca suficientes para enfrentar los desafíos sociales. Las respuestas más efectivas necesitan ir a la raíz de los problemas, con educación, derechos y oportunidades reales.