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Recorriendo el centro de Salto en los años 60. 2da. parte

Recorriendo el centro de Salto en los años 60. 2da. parte

Recorriendo el centro de Salto en los años 60. 2da. parte

En Cero Estres, la INCLUSIÓN es parte de nuestra identidad. Por eso, llevamos las noticias más allá de las letras, brindándolas también en formato audio. Escuchala desde aquí:

Continuación:

Por Carlos Moreale Olaizola

Llegó el año 1962. Este año comienzo el colegio.

Se termina el carnaval donde se escucha en la calle : “ El Carnaval del Uruguay “de los Lecuona Cuban Boy.

En las radios eléctricas y a batería con lámparas, ya que no hay otras, suenan las canciones de diferentes partes del mundo. Desde los románticos mexicanos Miguel Aceves Mejía y Javier Solís hasta los comienzos del rock con los Beatles, Rolling Stone, Elvis Presley, Los Plateros y el Twist con Chubby Checker.

En el Río de la Plata se popularizan Sandro, Estela Raval, Violeta Rivas, Jonny Tedesco, Libertad Lamarque y da inicio al Club del Clan. Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui y Ramona Galarza en el folklore.

Llegaban las canciones de los italianos como Adriano Celentano, Rita Pavone, Iva Zanicchi, Gigliola Cinquetti y Domenico Modugno y los españoles Lucho Gatica y Sarita Montiel. El francés Charles Aznavour y la voz de los americanos Frank Sinatra y Nat King Cole. También la griega Nana Mouskouri.

Llegó el día. Empezamos primer año. Siempre inician las clases alrededor del 15 de marzo.

Tomamos en ómnibus con mis padres a las 12 porque entro a las 13. Salgo a las 17. Volvemos a las 18 y 30 desde el control de omnibúses de calle Florencio Sánchez. Ahí hay un gran galpón y adentro la confitería El Control y al costado la oficina que anuncia la llegada y salida de los buses.

Por ser el primer día me mandé una macana. Estaba en el salón del frente en la planta baja y pasó un heladero tocando la campanilla. Corrí a la puerta para comprar un helado. La maestra no me dejó.

A la salida me esperaban mis padres. De pasada compraron en la panadería de la esquina, La Modelo, el pan y las famosas galletas brilladas, que eran unas malteadas grandes y muy duras y en la superficie tenía un brillo. Mi abuelo las comía con caldo, ajo frito y perejil. Decía que era una comida italiana, solo sé que era sopa de galletas. La Modelo estaba abajo del edificio de la esquina de Florencio Sánchez y Artigas que se había inaugurado no hace mucho.

Había otras panaderías en Salto. La Catalana en Errandonea, la Don Carlos en calle Varela. Una vez se incendió y se veía una gran humareda desde toda la ciudad. También La Española en Beltrán, el Trigal en Artigas al 900. La que más me gustaba era la Americana de García en 8 de octubre y Viera. Tenía luces que se movían cambiando los colores y era una novedad. También un hermano de García tenía una panadería en avenida Solari en Salto Nuevo. Después me enteré que en el cerro había tres: La Estrella de Sebes en Belén y Chiazzaro, El Cerro en Julio Delgado y la de Boschi en Joaquín Suarez y 8 de octubre pero no las conozco todavía.

En frente a la panadería estaba la jefatura, más allá por Artigas el cuartel de Bomberos y por el otro costado frente al control estaba la cárcel.

Llegó el segundo día de clases. Mis padres me acompañaron al portón y cuando pasó el ómnibus me ayudaron a subir ,me saludaron y me pidieron que me portara bien. Los saludé por la ventanilla.

A la salida del colegio a veces me quedaba adentro, había gurises que iban a esa hora a jugar al fútbol o me deslizo por la baranda de la escalera del frente. Otras me voy al control y espero allá. A veces anda mi abuelo y aprovecho a pedirle algo para comer. Hasta las 19 no llego a casa.

Empiezo de a poco a salir por otras cuadras cercanas, controlando de no perder el ómnibus. Una vez lo perdí pero ya ya era más grande y se fue el ómnibus y mi padre ya tenía un Ford A. Me andaban buscando y yo jugando en la casa de un amigo.

No cuenten nada pero a veces me traslado al futuro y miro los cambios. La verdad no queda casi nada de lo que estoy viendo.

Bueno, hoy tomé por Artigas, pasé la escuela 4 y doblé para Uruguay.

Había pocos autos y camionetas. Algún carro. Todos circulando desde el río hacia el este.

Enseguida de la 4 está la librería salesiana a cargo de un Sr. Soler, ya mayor y dos muchachas. A veces comprábamos desde adentro del colegio porque tenía pasada por ahí.

La Iglesia, el salón parroquial y ya demolieron la esquina que estaba el bar Maracaná. Están terminando de construir la farmacia Colón que antes era botica y estaba por Uruguay y compró Salto Uruguay para ampliar la sede.

 

En la esquina de abajo estaba la pizzería La Cueva. Fui sólo una vez a comer pizzas con mis padres pero no iba por esos rumbos.

El banco Hipotecario y el República con la casa del gerente, según pude ver siguen igual.

Al lado de la construcción de la farmacia, el almacén La Granjita y al lado una armería que arregla revólveres y escopetas. Luego El Telégrafo. Ahí se podía mandar telegramas a cualquier parte del mundo y mucho más rápido que el Correo. También está la cabina para llamadas telefónicas. La telefonista conectaba un el número que uno quiere llamar al que quiere que se reciba la llamada. Si era local, era rápido pero a otros lugares hay que esperar que la central esté disponible. Hay una cabina para hablar desde ahí y también los que tienen teléfono en la casa levantan el tubo y la muchacha pregunta : número ?? y del otro lado pide el número y conecta uno con otro por medio de unas perillas.

Al lado fotos Van Dyck y luego la veterinaria de Calvo. Siempre hay pollitos en la vidriera para vender. Luego el bazar y librería La Semana.

Enfrente una tienda para hombres y al lado una casa con escritorios de abogados. Mirando en el futuro surge ahí un edificio de varios pisos.

Siguiendo por esa vereda tienda y bazar La Marquesa y el almacén de Soto con su característico olor a bacalao noruego. La sede de la lista 4 de Juan Etcheverry, la casa de cambio de Apa Iribarne y el almacén Mi Casa de Malvasio. El banco Salto y la confitería Paris en la esquina.

Luego del bazar La Semana por esa vereda una casa que tiene un túnel de salida por calle Artigas por abajo del colegio con salida abajo de la escalera. Después viene el Sport. Ahí se juega en la carreras de caballos de Salto, Montevideo, Las Piedras y Buenos Aires. Hay mesas y tiene restaurante. Sigue la farmacia Albisu y el banco Comercial.

Otro día voy a doblar en Lavalleja. Ya me tengo que ir al Control.

Artículo redactado por Carlos Moreale Olaizola.

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