El arte de sanar con las manos / Henry Correa y la quiropraxia japonesa que transforma vidas
En esta nueva entrega del ciclo de entrevistas de Diario La Prensa, conversamos con un profesional apasionado por el bienestar humano desde una perspectiva alternativa y poderosa. Henry Correa nos abre las puertas al fascinante mundo de la quiropráxia japonesa, una disciplina que mezcla precisión, suavidad y una profunda conexión con el cuerpo. ¿Qué la diferencia de otras quiropraxias? ¿Qué beneficios ofrece? Te lo contamos todo.
Una técnica ancestral con raíces de combate
La quiropraxia japonesa no es simplemente una variante de la tradicional; es una disciplina que nace del contexto histórico y cultural de Japón. Henry Correa nos explica que esta técnica se forjó en los campos de batalla, donde los guerreros necesitaban recolocar extremidades rápidamente para seguir luchando. Con el tiempo, este saber fue traspasado de generación en generación, manteniéndose como una práctica robusta y precisa. “Es una técnica muy masculina, proveniente de las artes marciales. Se necesitaba rapidez y efectividad. Y aunque hoy se ha suavizado, sigue teniendo esa energía fuerte y decidida”, relata Correa.
De la pérdida personal al camino del sanador
Correa encontró su vocación tras una experiencia personal dolorosa: la pérdida de su padre. “Sentí que si hubiera conocido esta técnica antes, mi padre habría vivido más años”, confiesa. Fue así como comenzó su formación en quiropraxia japonesa en Piriápolis, y no tardó en enamorarse de la práctica. Hoy, como instructor, dedica su vida a aliviar dolencias y mejorar la calidad de vida de sus pacientes.
¿Qué beneficios ofrece la quiropraxia japonesa?
Los resultados, según Correa, pueden notarse desde la primera sesión. “La persona se ve más erguida, más liviana. Dolores crónicos como los de espalda, caderas o cuello desaparecen o disminuyen notablemente”. Uno de los casos más impactantes que comparte es el de Ana Paula Rodríguez, una mujer que estuvo tres años en coma y que, gracias al trabajo constante con Jean-Ric durante año y medio, ha logrado volver a caminar con ayuda de un andador.
¿Da miedo? ¡Para nada!
Aunque muchas personas tienen temor a los famosos “ajustes”, Henry Correa aclara que esta técnica es muy suave y personalizada. “Cometí el error de mostrar maniobras rápidas en redes, pero una sesión real incluye masajes, relajación y se realiza con sumo cuidado. Incluso se la aplico a mi hija”, cuenta con humor y cariño.
Más que huesos: emoción, energía y filosofía
La quiropraxia japonesa no solo alinea vértebras: también toca emociones. Correa explica que los dolores pueden tener un significado emocional profundo. “Si el dolor es del lado izquierdo, puede estar relacionado con lo femenino; si es derecho, con lo masculino. La espalda habla, y aprender a escucharla es parte de sanar”. Además, influencias culturales japonesas como el respeto, la constancia y la vocación de servicio impregnan cada sesión.